
En occidente nos echamos las manos a la cabeza cuando llegan noticias de lapidaciones, ablaciones y otras aberraciones hacia las mujeres procedentes de otras culturas y religiones de distintas partes del mundo y no nos damos cuenta que aquí, dentro de nuestra sociedad también se producen ataques injustificables a las mujeres. Que un representante de la iglesia católica justifique el maltrato amparándose en su moral es dar la razón a las otras religiones y culturas que continuamente denigran a las mujeres y atentan contra sus Derechos Humanos.
El llevar una minifalda o cualquier otra prenda de moda no justifica ninguna agresión a nadie, al igual que no lo hace el tener la casa sucia, la comida fría, la ropa sin lavar y otras actividades domésticas que falsamente se atribuyen exclusivamente al sexo femenino. En una casa donde viven personas son ellas mismas las encargadas del cuidado y mantenimiento del hogar independientemente del sexo que cada una tenga.
Mientras escribo este post me llega la noticia vía twitter que el sacerdote en cuestión cuelga los hábitos después de un examen de conciencia y que se siente "indigno" por la "imprudente provocación". No se si será por examen de conciencia o por ordenes superiores la dimisión de este sacerdote, en todo caso bienvenida sea porque como asesor de conciencia ha suspendido estrepitosamente ante la sociedad.
La violencia de género, como cualquier tipo de violencia, sólo me produce la mayor repugnancia y el mayor de los desprecios para esas personas que la practican, la consienten o la justifican. Desde las cosetas de Chabi doy todo mi apoyo a las víctimas de cualquier tipo de violencia pero quiero destacar a las víctimas de la violencia de género por el menosprecio que hace de ellas parte de la sociedad.
Las cosetas de Chabi.